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La Nueva Derecha

 

La Nueva Derecha nació en 1968. No es un movimiento político, sino una escuela de pensamiento. Sus actividades desde hace más de treinta años (publicación de libros y revistas, celebración de coloquios y conferencias, organización de seminarios y universidades de verano, etc.) se sitúan en una perspectiva eminentemente metapolítica.

El acierto de esta perspectiva metapolítica viene avalado por la reflexión sobre la evolución de las sociedades occidentales al alba del siglo XXI. En efecto, hoy constatamos, por un lado, la creciente impotencia de los partidos, los sindicatos, los gobiernos y el conjunto de las formas clásicas de conquista y ejercicio del poder, y por otro, la acelerada obsolescencia de todas las viejas fronteras y divisiones que habían venido caracterizando a la modernidad, empezando por la tradicional díada derecha/izquierda. Simultáneamente estamos asistiendo a una explosión sin precedentes de los conocimientos, que se multiplican sin que sus consecuencias lleguen a ser siempre totalmente percibidas. En un mundo donde los conjuntos cerrados han dejado paso a las redes interconectadas, donde los puntos de referencia resultan cada vez más confusos, la acción metapolítica consiste en intentar volver a dar un sentido a las cosas, al más alto nivel, a través de nuevas síntesis; en desarrollar, al margen de la insignificancia de la política, un modo de pensamiento resueltamente transversal; en definitiva, en estudiar todos los campos del saber con el fin de proponer una visión coherente del mundo.

No es la “Nueva Derecha” un fenómeno nuevo, ni desconocido en el ambito español. Resulta curioso la insistencia en esta terminología, nunca verdaderamente aceptada por de Benoist, Faye y otros autores en su misma corriente y que, describe mal el contenido y el estilo de lo que sin duda es un movimiento cultural. Porque, en efecto, la “Nueva Derecha” parte paradójicamente de un modelo estratégico situado a la izquierda: el discurso de Antonio Gramsci sobre la importancia del poder cultural y su combate en el seno de la Sociedad Civil. Además comparte muchas ideas con la izquierda. Asimismo, el interés de la “Nueva Derecha” no se orienta hacia la política de afanes cotidianos.

Son muchos sus temas favoritos, a los que casi siempre incorporan sus propios criterios, pensados por ellos mismos. Y es en esto, precisamente, donde reside el mérito y el riesgo de la “Nueva Derecha”. Mientras que es imposible generalizar sobre sus contenidos ideologicos, por sus publicaciones y coloquios han desfilado cuestiones como: la causa de los pueblos, la sociedad de consumo, el cristianismo, la juventud, lo político, la condición femenina, el economicismo, el marxismo, el liberalismo, la hegemonia americana, el problema de la tecnica, la filosofía... Pero, sobre todo, nada destaca tanto en atención de este grupo como la contestación al igualitarismo y la cuestión europea. Estos son sus dos frentes preferidos. El primero, frente a la hipertrofia de la utopía principal del siglo XVIII y el segundo, en defensa de una identidad del pueblo europeo ante la colonización cultural angloamericana que padece. Ambos problemas, el del igualitarismo y el de Europa, llevan a la “Nueva Derecha” a plantearse una reflexión interna, que conduce hacia una conclusion inesperada y un tanto desconcertante: la culpa, es de la civilización cristiana y de la secularizacion de sus planteamientos metafisicos. De ahí el pretexto para que tal movimiento de ideas se autocalifique como “pagano”. No obstante, el paganismo de la “Nueva Derecha” no es de naturaleza religiosa, sino una argumentación filosófica.

Sus postulados conllevan una refundación del orden político, una innovación en el pensar y un cambio en la estructura social. La “Nueva Derecha” propone una reflexión profunda acerca de la política, la técnica y la ciencia. Y una crítica global a la cultura occidental y la modernidad, al cristianismo y sus versiones seculares: el marxismo y el liberalismo en su vertiente político-economica decimonónica. Asimismo defiende una concepción biológica-cultural dependiente de la etológica de donde elabora su crítica a la sociedad mercantilista y de consumo. Es una propuesta cultural revolucionaria por ello cuestiona los valores del orden establecido, adjetivándolo como lucha contra el sistema occidental.

Otras caracteristicas remarcables del pensamiento de la “Nueva Derecha” son: el reconocimiento de que el cambio cultural debe preceder cualquier cambio politico-social y la importancia de los valores; la influencia de los intelectuales asociados con la ‘Revolución Conservadora’, notablemente Nietzsche, Ernst Jünger, Martin Heidegger, Oswald Spengler y Carl Schmitt, que aparecieron durante el periodo de Weimar; la necesidad del retorno a las raices paganas para contrarrestar a la influencia de la metafisica cristiana; un eclecticismo extremo motivado por el credo de que la dicotomia de la izquierda y la derecha puede ser trascendida en una nueva alianza de energias intelectuales opuestas al sistema dominante de igualitarismo liberal, materialismo capitalista, individualismo consumista americanomorfo; la celebración de la diversidad y la diferencia etnica (‘diferencialismo’) que debe ser defendida contra el imperialismo cultural, la globalizacion y la inmigración masiva; y una preocupacion idiosincratica con la ecología.

Para los pensadores de esta corriente cultural, “el retorno a las raices paganas no significa tanto la vinculación del hombre a sus dioses, sino la razón para decir que el mundo es, sobre todo, pluralidad y multiplicidad.

Debemos decir no obstante que las ideas de la “Nueva Derecha” no son fijas, sino vivas, móviles, sometidas a constante evolución fruto tanto de las reflexiones del conjunto como del propio desarrollo del pensamiento de sus autores.